Por qué los filetes se guardan envueltos y las peras en el cajón inferior. Normas básicas de conservación.
Cuando en 1939 la firma General Electric comercializó los primeros “dos puertas”, a nuestros abuelos debieron parecerles pura ciencia ficción. Y eso que no escucharon términos como los actuales No Frost, Multi Air Flow, Express Cool o Hydro Fresh, porque de hacerlo se habrían quedado, literalmente, helados. Cada vez más inteligentes, dispuestos a ahorrarnos tiempo y dinero, neveras y congeladores nos hacen la vida más fácil. Pero ¿cómo preservar los alimentos sin que pierdan propiedades nutritivas?
En cuestión de conservación, cada tipo de alimento es un mundo. Pero antes de entrar en detalle, conviene conocer algunas pautas generales. Hay que procurar que no transcurra mucho tiempo desde que adquirimos los alimentos hasta que los metemos en la nevera. En especial, si son ultracongelados. Lo recomienda la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en su libro Congelados y conservas. Métodos para una adecuada conservación de los alimentos: “Para no romper la cadena del frío, es importante utilizar bolsas isotérmicas que mantengan su temperatura”, reza el manual.
El frigorífico y congelador deben estar limpios y ordenados. Lo adecuado es, según el profesor Francisco Jiménez Colmenero, del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, no amontonar los alimentos “para que el aire circule y refrigeren eficazmente”. Además, nunca hay que meter alimentos calientes en la nevera. Lo explica Francisco Javier Alemán responsable del laboratorio de desarrollo de producto de la planta de frío de BSH Electrodomésticos España, miembro de la Asociación Nacional de Fabricantes de Electrodomésticos: “Aumentará el consumo de energía, puesto que la nevera necesitará más potencia para mantener la temperatura establecida. Además, el alimento caliente subirá la temperatura de otros próximos, reduciendo el tiempo de preservación
de estos”.
Según la marca de nuestro frigorífico, las salidas de aire pueden estar en distintos puntos del aparato. “Ahora bien, siempre debemos evitar colocar alimentos en esas salidas, ya que el aire a baja temperatura podría congelar la comida”, indica Francisco Javier Alemán. Y, como recomiendan los técnicos de la Organización de Consumidores y Usuarios en la guía mencionada, “se debe abrir la puerta el tiempo estrictamente necesario”.
Alimentos de origen animal
Del mar o de granja, frescos o ultracongelados en origen, productos como las carnes, el pescado, el marisco, los huevos y los lácteos tienen su propio código de conducta dentro de la nevera. El profesor Francisco Jiménez Colmenero, investigador del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición del CSIC, nos da las claves para conservarlos como se merecen.
Si adquirimos la carne y el pescado en bandejas, podemos conservarlas así en el frigorífico hasta que se utilicen. Si lo hemos comprado al corte, debemos envolver los filetes o las porciones lo mejor posible –es muy recomendable envasarlo al vacío–, así evitaremos la oxidación –que produce determinadas reacciones enzimáticas que degradan la calidad de los alimentos–, la pérdida de humedad y la contaminación microbiana. En el caso del pescado, conviene guardarlo debidamente limpio, ya que sus vísceras tienen una mayor carga microbiana.
Carne, fiambre, pescado y marisco deben ocupar aquel espacio donde la temperatura sea más baja, ya que el frío evita el desarrollo de microbios. Hoy en día todos los frigoríficos cuentan con cajones o áreas específicas para cada tipo de producto.